domingo, 8 de enero de 2012

De Tarija a Santiago, pasando por comisaría

Me desperté en Tarija (Bolivia), tenía que volver a Santiago del Estero (Argentina) a una entrevista. Me habían presentado a un arquitecto Eduardo, con el que había ido a ver las obras que estaba haciendo, le debí de caer bien o le parecí responsable o simplemente no conocía ningún otro arquitecto, no lo sé el caso es que me llamo para hablar y me dijo que si estaría dispuesto a trabajar con el, le conteste depende, tenía que pensarlo, eso suponía parar viaje que estaba siendo increíble, después de mucho meditarlo decidí que no era pararlo sería un paréntesis para aprender, ahorrar y así poder seguir el viaje. El caso es que estando en Bolivia tenía que volver, me costó muchísimo. Desde Tarija fui en un coche compartido hasta Aguas Blancas, frontera con Argentina. El río Paraná hacía de frontera esta vez, era pura selva, con mangos y papayas por todas partes, nada que ver con la Quiaca, mucho más árida. Crucé sin problemas la frontera. De nuevo surrealista, un montón de gente cruzándola con diferentes objetos, el único guiri, yo. De ahí fui a un pueblo más grande donde Salía a la tarde un autobús que pasaba por Santiago, salía a las 21,00 y llegaba a las 7,30 por lo que tenía un montón de horas de espera. Fui a un ciber y respondí a los mensajes, leí el periódico tranquilamente, cuando salí vi a un grupito de Bolivianos en la taquilla intentando comprar el billete, no sé muy bien por que me acerqué, me parecieron buena gente supongo. Me puse a escuchar la conversación, enseguida me percaté que no sabían leer, se veía que eran gente muy humilde, de campo. Tenían que ir a Mendoza, está muy lejos y no había autobús directo, el vendedor les dijo que no tenían que esperar casi nada (luego me enteré que tenían un trasbordo de 12 h y entre ellos había una que estaba embarazada), cuando les dice el precio me llamo la atención, 500 pesos, me pareció mucho y le pedí a uno de ellos que me dejara ver los billetes, eran dos uno de 170 y otro de 230, en mi pueblo eso suma 400 y creo que en Argentina también. Estaba indignado, como alguien puede ser tan hijo de puta de robar a una gente que se ve que no tienen nada? si quieres robar, roba a los ricos, así que si dudarlo se lo dije, cuando de repente veo que sale el vendedor de billetes directo hacia mi y me empuja, mientras me gritaba, sin casi tiempo para reaccionar le solté un puñetazo en la nariz que lo tiró para atrás. Creo que soy un tipo tranquilo, pero también se que soy de sangre caliente y demasiado impulsivo cuando me enfado, nunca había pegado a nadie en serio y no sé muy bien por que lo hice, no es que me arrepienta por que realmente se lo merecía, pero esas no son formas. Claro os podéis imaginar el revuelo que se armó en cuestión de segundos, hasta que llego la poli y todos a comisaría. La verdad es que como todo había sido tan rápido y yo estaba seguro que no había echo nada malo estaba muy tranquilo. Llegamos y nos preguntaron que había pasado, yo lo explique con todos los detalles. Luego vi que vino más gente de la estación a hablar con la policía, mientras los Bolivianos, que estaban con migo en comisaría no dejaban de darme las gracias, diciéndome que en Argentina, la gente se aprovechaba de los Bolivianos que venían del campo, más adelante en diferentes situaciones he comprobado que es verdad, y que no era habitual que la gente diera la cara por ellos. A todo esto yo tenía el billete para las 21,00, y no sabía ni que hora era ni cuanto tiempo íbamos a estar ahí metido. Esto pudo ser tranquilamente el final del viaje, pero por suerte los polis que me cruce no eran corruptos y tras comprobar lo que sucedió nos dejaron en la estación de nuevo.

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