Hoy es un día de esos que me siento bien!
He logrado cruzar por el
norte de Catamarca derecho a Salta! suena fácil pero son como 800 km de
puna, salares y desiertos, donde no hay nada y con nada me refiero a
nada mas que un par de pueblitos mineros, pero empezaré desde el
principio.
Me despedí de Cele en Andalgalá, es duro
despedirte de una persona con la que estas muy a gusto, pero es peor
querer hacer algo y no hacerlo aun que esté en tus manos. Sé, como
siempre me ha pasado, que la gente a la que quieres a pesar de la
distancia no se va a romper esa amistad y aunque estemos un tiempo sin
vernos, cuando nos veamos seguiremos siendo igual de amigos que hoy. ¡¡¡Hasta pronto Cele!!!
Era
temprano, como las siete de la mañana cuando sonó el despertador, mi
autobús salía en un par de horas y teníamos que desarmar todo. Es la
rutina del viaje, armar y desarmar la mochila y la tienda. Es gracioso
ver el lío que se arma cuando desarmas la casa que llevas a la espalda.
Para sacar cualquier cosa tienes que sacar cuatro, por que aunque sepas
perfectamente el orden exacto de todas las cosas que tienes, siempre se
necesita lo que se encuentre más al fondo, la ley mochilero!. Después de
desarmar la tienda y armar lo mejor que se pudo la mochila, a esperar
al colectivo, me esperaba un día que ya desde bien temprano se
presentaba duro. Las despedidas no son nada agradables, pero al final
siempre llega el día. Me subí en el micro bus, como había demorado mucho
con la despedida solo me quedaba un asiento entre dos gordos, no tenía
ni pasillo, ni ventana, si me movía tenía que tocar sus, ya desde bien
temprano a la mañana, sudorosas panzas.
El Paisaje que une
Belén con Andalgalá es muy lindo, pero no pude disfrutarlo, me limité a
cerrar los ojos e intentar organizar un poco el caos que corría por mi
cabeza. No tenía muy claro a donde iba ir después de Belen. Tenía
pensado ir a Aguas Blancas dirección noroeste, en plena puna entre la
cordillera de los Andes y la precordillera, nada más. Al final llegamos a
Belén, hacía un calor bárbaro, me pesaba la mochila y la terminal de
colectivos que la última vez estuvimos estaba casi desierta, hoy era un
tumulto de gente todos corriendo y gritando en todas las direcciones. No
entendía nada. Me acerqué a la ventanilla a comprar un pasaje, ahí
entendí a que se debía todo ese gentío. Era viernes, es decir
el único día de la semana que subía un colectivo en la dirección que yo
iba, y no quedaban billetes. Me cagué en la ostia unas cuantas veces
pero no dije nada y me quedé con cara de tonto en la ventanilla, pesando
que carajo hacer, al de un rato sentí que me hablan desde el otro lado,
muy bajito, por supuesto con el jaleo que había no entendí nada. Pero
al ver la cara de la chica que atendía me dí cuenta que me estaba
vendiendo un pasaje, que se acababa de dar cuenta que sobraba, sino
tenía que esperar a que se llenará el siguiente bus. Lo compre y me puse
a buscar entre los 5 autobuses de la misma compañía que estaban
estacionados, al final conseguí subirme a uno. Era subrealista, hasta
ahora los autobuses en argentina habían sido bastante ordenados, este
no. Parecía que estaba en Guatemala más o menos, solo faltaban unas
gallinas y ya estábamos todos! No entendía por que la gente viajaba con
tantas cosas (y eso que mi mochila no es precisamente pequeña!), salimos
con demora y sudando como pollos. Todo el eran bien Coyas, yo creo que
se me veía relucir al fondo del autobus, por supuesto como eran
pueblitos muy chicos todos se conocían y gran parte de las
conversaciones eran como las de todos lo pueblos del mundo: ¿Y tu de
quien eres hijo?, hasta que todo el mundo logra identificarse.
El
viaje se supone que duraba 4 horas, es decir a las 16.00 se supone que
iba a estar llegando, ¡ja!, el chofer se iba parando en todo pueblito
como una hora, lo cual no estaba tan mal por que yo salía a recorrerlos,
pero llega un punto en el que solo quieres llegar. Es curioso a medida
que subíamos era como si los árboles (algarrobos)
fueran empequeñeciéndose hasta desaparecer y convertirse en
unos hiervajos ha ras de suelo. Eran las 7.30 no quedaba mucho tiempo
para que anocheciera y todavía no habíamos llegado, hasta que leo Aguas
Blancas 18 km y un camino todavía más angosto y bacheado del
que íbamos se desviaba a la derecha, bordeando un hermoso lago de
altura, ya debíamos de estar a unos 3000 msnm y Belén esta a 1500 msnm
más o menos. Cuando llegamos al pueblo me entro una sensación de
angustia nada habitual en mí, pero el pueblito ese estaba en medio de la
nada, a 18 km de la "ruta principal" y eran más o menos 20 casas y
ningún árbol, ¿que iba a hacer hasta el siguiente viernes que volvía a
pasar el colectivo? así que hice caso a mi instinto y no me volví a
subir al bus.
Ya casi era de noche cuando retomamos viaje, y
hice algo que siempre digo que no tengo que hacer, creerle a la gente la
opinión de la gente sobre su pueblo, pero estaba agotado, sucio, tenía
frío y no tenía ni idea a donde ir, así que me puse a hablar con un
hombre, vivía en el siguiente pueblo El Peñon, el ante último antes de
Antofagasta de la Sierra, el final del recorrido. Me dijo que era
grande, lindo y que había muchas cosas para hacer, ¡ja!, era ya noche
cerrada cuando llegue y fui a la municipalidad, por que el hombre me
dijo que iba a poder armar la carpa, pero estaba en obras y no tenían
sitio, estos me mandaron a donde la policia, que me iban a dejar
acampara allí sin problemas. Ya hacía mucho frío y mucho viento. Golpeé
la puertita de la comisaría que estaba sobre la ruta y pregunté a ver si
tenían incombeniente con que acampara al lado. Tuve suerte,
la policía en Argentina me viene tratando bastante mal, bueno como en el
resto del mundo, continuos controles, me piden los documentos, me
registran, malas caras pero por suerte hasta ahora no he tenido ningún
problema, Había dos tipos jóvenes dentro Remigio y Alberto, me abrieron
la puerta y me dijeron que no había problema con que acampara pero que
si quería ellos tenían un cuarto libre y me podía quedar ahí (no!, no
era en los calabozos!), solo tenía que esperar a que pasaran los jefes
que continuaban hasta el siguiente pueblo. Por supuesto cuando llegó el
jefe a pasar lista me miró fatal pero yo le puse la mejor de las
sonrisa, mientras pensaba para mi por que todos lo jefes de policía son
gordos y parecen unos infelices. Al igual que no me gusta que
generalicen con migo yo no puedo generalizar con todos los policías,
estos tipos que me invitaron la verdad es que pertenecen a la excepción
de los policías, me invitaron a cenar, me dieron mate y conversamos un
rato largo, lo que pasa es que yo no daba más y me fui a dormir pronto.
Al
día siguiente me levanté como nuevo, salí a pasear y me dí cuenta que
el pueblo era enano y no había nada que hacer, era el punto de salida
para ir a ver los campos de piedra pómez. Las excursiones eran
carismas, no tenían cabida en mi presupuesto, así que no tenía
pensado ir, me senté al borde de la carretera a esperar. No os podéis
imaginar lo duro, sicologicamerntente hablando que es hacer dedo en un
desierto, no pasa nada y eso puede ser un problema. Me lo tomé con
calma, una hora, dos... muchos mates en medio, al final cuando me estaba
acercando a las tres horas vi una camioneta a lo lejos, me emocione y
eso que iba en la dirección contraria a la que yo quería ir, pero bueno
me emocioné igual, no era el único habitante de la tierra aunque en ese
momento llegue a pensar que se habían muerto todo el mundo y no tenía
cobertura para comprobar lo contrario. Era un hombre mayor, que se
acerco y me dijo que el en un rato volvía a subir a Antofagasta de la
Sierra, estaba salvado!, bueno hasta el siguiente pueblo al menos. Creo
que no pude tener mejor suerte, era el ex alcalde del pueblo, le habían
echado por estar en contra de la mega minería, es decir un buen tipo que
no acepto las mordidas de las multinacionales. Me paseó por todos los
lados, me llevó a los campos de piedra pómez, a ver unos volcanes, un
lago de altura, un asentamiento jesuítico... y estuvimos hablando
durante horas y horas. Cuando llegamos a Antofagasta de la Sierra, justo
había un concierto por que al día siguiente era el día de la madre y
preguntando preguntando la banda resultó ser de San Antonio de los
Cobres, al otro lado del salar del hombre muerto en plena puna, justo
donde quería ir.
Era demasiada coincidencia, me despedí de
Alejandro, que así se llamaba el hombre y me puse a caminar, bueno creo
que estaba deambulando, no tenía ni idea que hacer, no había nada que
hacer y todo el mundo me miraba muy raro, cuando de repente los
gendarmes, estos son más peligrosos que la policía, me dijeron que les
acompañara que me tenía que registrar. Me acompañaba el jefe un gordo
que a duras penas podía caminar y que yo le encontraba muy parecido al
jefe "bigun" de los Simpsons, gordo y tonto. Me pidieron que abriera la
mochila y se dedicaron a registrar todo, como podéis imaginar a estas
alturas de viaje llevo una colección de semillas como para armar dos
jardines botánicos. Los tipos no entendían nada, pero estaban empeñados
en que fumaba y querían encontrar porros, con mucha ironía les decía que
no entendía lo que buscaban que si me preguntaban les podía ayudar,
cunado me preguntaron a donde iba todavía entendieron menos, por que
tenía que cruzar 600 km de desierto y no tenía vehículo, por supuesto no
había autobuses. Yo seguí preguntándoles si este tipo de controles se
hacían a los mineros ricos que venían a la zona. Al final se aburrieron
de mi y me dejaron ir, pero antes con mucha educción les dije que me
cuidaran la mochila, que iba a pasear y luego pasaba a armar la tienda
en la parte de atrás de la comisaría, no se lo esperaban pero como no
hay ningún camping, suelen darte permiso.
Así que me fui a pasear,
estaba en la puerta donde iba ser el concierto cuando pregunto a un tipo
que estaba de espaldas a ver si era de la banda, se giro y.... era
Fernando! un amigo que había echo en Belén, que pequeño es el mundo! Era
la banda que tocaba antes que la banda de San Antonio de los Cobres.
Fuimos al Hotel donde se alojaban y hablamos con ellos, no tenían
problema en llevarme pero tampoco tenían sitio, iban 9 en una camioneta
de 5 plazas, 8 a dentro y uno afuera, así que de ir tenía que ir afuera.
Como imaginareís no tarde ni medio segundo en decirles que no había
ningún problema en ir fuera que me abrigaba y listo, por que aunque
fuera desierto como estas a casi 5000 m hace frío. Así que me quede
toda la noche de fiesta a la mañana me colé un rato en el hotel de mi
amigo, para descansar y luego a la camioneta!, eran 8 horas de viaje a
mil por hora. El viaje fue duro y con muchísimo frío pero sin duda lo
volvería ha hacer. Cuando llegue serían como las 20.00, me metí en la
ducha y con el agua hirviendo me quedé hasta que la sangre volvió a
correr por todas mis extremidades.
A la mañana siguiente me fui a Salta donde estoy ahora, aunque ya he estado por aquí, querían venir un poco más tranquilo.
A la noche se armo la fiesta
Fernando!
Tapado hasta arriba pro qeu hacia un frio.....
Camino a la nada!!!
El Salar del hombre muerto!
Parada para recargar agua
La puna.