sábado, 27 de octubre de 2012

A cruzar por donde no se puede!

 Hoy es un día de esos que me siento bien!
He logrado cruzar por el norte de Catamarca derecho a Salta! suena fácil pero son como 800 km de puna, salares y desiertos, donde no hay nada y con nada me refiero a nada mas que un par de pueblitos mineros, pero empezaré desde el principio. 
Me despedí de Cele en Andalgalá, es duro despedirte de una persona con la que estas muy a gusto, pero es peor querer hacer algo y no hacerlo aun que esté en tus manos. Sé, como siempre me ha pasado, que la gente a la que quieres a pesar de la distancia no se va a romper esa amistad y aunque estemos un tiempo sin vernos, cuando nos veamos seguiremos siendo igual de amigos que hoy. ¡¡¡Hasta pronto Cele!!!
Era temprano, como las siete de la mañana cuando sonó el despertador, mi autobús salía en un par de horas y teníamos que desarmar todo. Es la rutina del viaje, armar y desarmar la mochila y la tienda. Es gracioso ver el lío que se arma cuando desarmas la casa que llevas a la espalda. Para sacar cualquier cosa tienes que sacar cuatro, por que aunque sepas perfectamente el orden exacto de todas las cosas que tienes, siempre se necesita lo que se encuentre más al fondo, la ley mochilero!. Después de desarmar la tienda y armar lo mejor que se pudo la mochila, a esperar al colectivo, me esperaba un día que ya desde bien temprano se presentaba duro. Las despedidas no son nada agradables, pero al final siempre llega el día. Me subí en el micro bus, como había demorado mucho con la despedida solo me quedaba un asiento entre dos gordos, no tenía ni pasillo, ni ventana, si me movía tenía que tocar sus, ya desde bien temprano a la mañana, sudorosas panzas. 
El Paisaje que une Belén con Andalgalá es muy lindo, pero no pude disfrutarlo, me limité a cerrar los ojos e intentar organizar un poco el caos que corría por mi cabeza. No tenía muy claro a donde iba ir después de Belen. Tenía pensado ir a Aguas Blancas dirección noroeste, en plena puna entre la cordillera de los Andes y la precordillera, nada más. Al final llegamos a Belén, hacía un calor bárbaro, me pesaba la mochila y la terminal de colectivos que la última vez estuvimos estaba casi desierta, hoy era un tumulto de gente todos corriendo y gritando en todas las direcciones. No entendía nada. Me acerqué a la ventanilla a comprar un pasaje, ahí entendí a que se debía todo ese gentío. Era viernes, es decir el único día de la semana que subía un colectivo en la dirección que yo iba, y no quedaban billetes. Me cagué en la ostia unas cuantas veces pero no dije nada y me quedé con cara de tonto en la ventanilla, pesando que carajo hacer, al de un rato sentí que me hablan desde el otro lado, muy bajito, por supuesto con el jaleo que había no entendí nada. Pero al ver la cara de la chica que atendía me dí cuenta que me estaba vendiendo un pasaje, que se acababa de dar cuenta que sobraba, sino tenía que esperar a que se llenará el siguiente bus. Lo compre y me puse a buscar entre los 5 autobuses de la misma compañía que estaban estacionados, al final conseguí subirme a uno. Era subrealista, hasta ahora los autobuses en argentina habían sido bastante ordenados, este no. Parecía que estaba en Guatemala más o menos, solo faltaban unas gallinas y ya estábamos todos! No entendía por que la gente viajaba con tantas cosas (y eso que mi mochila no es precisamente pequeña!), salimos con demora y sudando como pollos. Todo el eran bien Coyas, yo creo que se me veía relucir al fondo del autobus, por supuesto como eran pueblitos muy chicos todos se conocían y gran parte de las conversaciones eran como las de todos lo pueblos del mundo: ¿Y tu de quien eres hijo?, hasta que todo el mundo logra identificarse. 
El viaje se supone que duraba 4 horas, es decir a las 16.00 se supone que iba a estar llegando, ¡ja!, el chofer se iba parando en todo pueblito como una hora, lo cual no estaba tan mal por que yo salía a recorrerlos, pero llega un punto en el que solo quieres llegar. Es curioso a medida que subíamos era como si los árboles (algarrobos) fueran empequeñeciéndose hasta desaparecer y convertirse en unos hiervajos ha ras de suelo. Eran las 7.30 no quedaba mucho tiempo para que anocheciera y todavía no habíamos llegado, hasta que leo Aguas Blancas 18 km y un camino todavía más angosto y bacheado del que íbamos se desviaba a la derecha, bordeando un hermoso lago de altura, ya debíamos de estar a unos 3000 msnm y Belén esta a 1500 msnm más o menos. Cuando llegamos al pueblo me entro una sensación de angustia nada habitual en mí, pero el pueblito ese estaba en medio de la nada, a 18 km de la "ruta principal" y eran más o menos 20 casas y ningún árbol, ¿que iba a hacer hasta el siguiente viernes que volvía a pasar el colectivo? así que hice caso a mi instinto y no me volví a subir al bus. 
 Ya casi era de noche cuando retomamos viaje, y hice algo que siempre digo que no tengo que hacer, creerle a la gente la opinión de la gente sobre su pueblo, pero estaba agotado, sucio, tenía frío y no tenía ni idea a donde ir, así que me puse a hablar con un hombre, vivía en el siguiente pueblo El Peñon, el ante último antes de Antofagasta de la Sierra, el final del recorrido. Me dijo que era grande, lindo y que había muchas cosas para hacer, ¡ja!, era ya noche cerrada cuando llegue y fui a la municipalidad, por que el hombre me dijo que iba a poder armar la carpa, pero estaba en obras y no tenían sitio, estos me mandaron a donde la policia, que me iban a dejar acampara allí sin problemas. Ya hacía mucho frío y mucho viento. Golpeé la puertita de la comisaría que estaba sobre la ruta y pregunté a ver si tenían incombeniente con que acampara al lado. Tuve suerte, la policía en Argentina me viene tratando bastante mal, bueno como en el resto del mundo, continuos controles, me piden los documentos, me registran, malas caras pero por suerte hasta ahora no he tenido ningún problema, Había dos tipos jóvenes dentro Remigio y Alberto, me abrieron la puerta y me dijeron que no había problema con que acampara pero que si quería ellos tenían un cuarto libre y me podía quedar ahí (no!, no era en los calabozos!), solo tenía que esperar a que pasaran los jefes que continuaban hasta el siguiente pueblo. Por supuesto cuando llegó el jefe a pasar lista me miró fatal pero yo le puse la mejor de las sonrisa, mientras pensaba para mi por que todos lo jefes de policía son gordos y parecen unos infelices. Al igual que no me gusta que generalicen con migo yo no puedo generalizar con todos los policías, estos tipos que me invitaron la verdad es que pertenecen a la excepción de los policías, me invitaron a cenar, me dieron mate y conversamos un rato largo, lo que pasa es que yo no daba más y me fui a dormir pronto. 
 
Al día siguiente me levanté como nuevo, salí a pasear y me dí cuenta que el pueblo era enano y no había nada que hacer, era el punto de salida para ir a ver los campos de piedra pómez. Las excursiones eran carismas, no tenían cabida en mi presupuesto, así que no tenía pensado ir, me senté al borde de la carretera a esperar. No os podéis imaginar lo duro, sicologicamerntente hablando que es hacer dedo en un desierto, no pasa nada y eso puede ser un problema. Me lo tomé con calma, una hora, dos... muchos mates en medio, al final cuando me estaba acercando a las tres horas vi una camioneta a lo lejos, me emocione y eso que iba en la dirección contraria a la que yo quería ir, pero bueno me emocioné igual, no era el único habitante de la tierra aunque en ese momento llegue a pensar que se habían muerto todo el mundo y no tenía cobertura para comprobar lo contrario. Era un hombre mayor, que se acerco y me dijo que el en un rato volvía a subir a Antofagasta de la Sierra, estaba salvado!, bueno hasta el siguiente pueblo al menos. Creo que no pude tener mejor suerte, era el ex alcalde del pueblo, le habían echado por estar en contra de la mega minería, es decir un buen tipo que no acepto las mordidas de las multinacionales. Me paseó por todos los lados, me llevó a los campos de piedra pómez, a ver unos volcanes, un lago de altura, un asentamiento jesuítico... y estuvimos hablando durante horas y horas. Cuando llegamos a Antofagasta de la Sierra, justo había un concierto por que al día siguiente era el día de la madre y preguntando preguntando la banda resultó ser de San Antonio de los Cobres, al otro lado del salar del hombre muerto en plena puna, justo donde quería ir.

Era demasiada coincidencia, me despedí de Alejandro, que así se llamaba el hombre y me puse a caminar, bueno creo que estaba deambulando, no tenía ni idea que hacer, no había nada que hacer y todo el mundo me miraba muy raro, cuando de repente los gendarmes, estos son más peligrosos que la policía, me dijeron que les acompañara que me tenía que registrar. Me acompañaba el jefe un gordo que a duras penas podía caminar y que yo le encontraba muy parecido al jefe "bigun" de los Simpsons, gordo y tonto. Me pidieron que abriera la mochila y se dedicaron a registrar todo, como podéis imaginar a estas alturas de viaje llevo una colección de semillas como para armar dos jardines botánicos. Los tipos no entendían nada, pero estaban empeñados en que fumaba y querían encontrar porros, con mucha ironía les decía que no entendía lo que buscaban que si me preguntaban les podía ayudar, cunado me preguntaron a donde iba todavía entendieron menos, por que tenía que cruzar 600 km de desierto y no tenía vehículo, por supuesto no había autobuses. Yo seguí preguntándoles si este tipo de controles se hacían a los mineros ricos que venían a la zona. Al final se aburrieron de mi y me dejaron ir, pero antes con mucha educción les dije que me cuidaran la mochila, que iba a pasear y luego pasaba a armar la tienda en la parte de atrás de la comisaría, no se lo esperaban pero como no hay ningún camping, suelen darte permiso. 
 
 Así que me fui a pasear, estaba en la puerta donde iba ser el concierto cuando pregunto a un tipo que estaba de espaldas a ver si era de la banda, se giro y.... era Fernando! un amigo que había echo en Belén, que pequeño es el mundo! Era la banda que tocaba antes que la banda de San Antonio de los Cobres. Fuimos al Hotel donde se alojaban y hablamos con ellos, no tenían problema en llevarme pero tampoco tenían sitio, iban 9 en una camioneta de 5 plazas, 8 a dentro y uno afuera, así que de ir tenía que ir afuera. Como imaginareís no tarde ni medio segundo en decirles que no había ningún problema en ir fuera que me abrigaba y listo, por que aunque fuera desierto como estas a casi 5000 m  hace frío. Así que me quede toda la noche de fiesta a la mañana me colé un rato en el hotel de mi amigo, para descansar y luego a la camioneta!, eran 8 horas de viaje a mil por hora. El viaje fue duro y con muchísimo frío pero sin duda lo volvería ha hacer. Cuando llegue serían como las 20.00, me metí en la ducha y con el agua hirviendo me quedé hasta que la sangre volvió a correr por todas mis extremidades.
A la mañana siguiente me fui a Salta donde estoy ahora, aunque ya he estado por aquí, querían venir un poco más tranquilo.



 A la noche se armo la fiesta
 Fernando!
 Tapado hasta arriba pro qeu hacia un frio.....
 Camino a la nada!!!
 El Salar del hombre muerto!
 Parada para recargar agua
La puna.

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